“El estudio sin voluntad malogra la memoria, que no retiene entonces nada de lo que toma”.

   Leonardo Da Vinci

Más de cien alumnas y alumnos asistieron el 13 de junio a la fiesta de su graduación en el IES Virgen de Vico. Fue una ocasión muy especial que disfrutaron por igual alumnos, familias y profesores. Predominó la alegría, los rostros sonrientes y el buen humor. El curso tocaba a su fin… pero también los estudios, todos los estudios en el instituto.

Alegría, sí. Las vacaciones están a la vuelta de la esquina, sólo quedan algunos pequeños detalles y… el verano.

Pero en medio del ambiente festivo se percibían dos ideas. Una, el sentimiento de que un ciclo finalizaba, el instituto, ese lugar conocido y familiar en el cual han sucedido tantas cosas. Y otra, el porvenir incierto. El desafío de lo desconocido, una nueva etapa que se abre.

Para muchos alumnos, esta graduación será el paso a una nueva fase de estudios. Para otros, la incorporación al mundo del trabajo. Para todos, la obligación de abrazar el mundo adulto. Ha llegado el momento de madurar, de asumir responsabilidades desconocidas, de crecer como personas. Se abren nuevas oportunidades, oportunidades y opciones que cada vez irán dependiendo más de uno mismo.

La Fiesta de Graduación marcará también un punto y seguido con respecto a los compañeros. Amigas y amigos que habrán de separarse para empezar a construir su vida. Distancia que será también una buena excusa para el reencuentro y para compartir las nuevas –y seguro que buenas- experiencias vividas fuera del instituto, ya todos más próximos a la vida adulta.

Y por último aquí, en el instituto, quedarán los recuerdos y los profesores. Muchas vivencias, más o menos agradables para unos u otros. Pero la perspectiva permitirá volver los ojos hacia el Vico con otra mirada, la del ex alumno, más comprensiva y más madura. Entonces, sí, podrá decirse que el instituto constituye un recuerdo imborrable.

Para todos, un recuerdo desde vuestra casa. Hasta siempre.